Tuesday, March 31, 2009

fix.doc

Vamos todas las tardes a Sta. Julia

dejo a Diego ahí mientras censuro los alaridos de mi radio para escuchar los gritos que ya no será posible enmudecer

(veo a Diego desaparecer parsimoniosamente por los pasajes, los ciclistas (slash) dealers hacen su vuelo de moscas recorriéndolo como ratas hambrientas; nunca le hablan mientras Diego está a la vista, se esconde y como la paradoja del gato mi amigo está muerto y yo respiro la oportunidad de participar en una tragedia)

A diferencia de otros, nosotros no hemos visto las almas de nuestro siglo enloquecer

Nuestra hambre recuerda los momentos donde la infancia transmutaba rápidamente a las depresiones que ahora nos aquejan

causa de la imaginación y la conciencia de que cada repique de voz tuvo su eco en otro tiempo

y aquella lucidez (Borgeana, al menos) se ha convertido en hábito, se estaciona – 5 años, 15 años – y los años porvenir

Vamos todas las tardes a Sta. Julia por la calada que recuerda la figuras abstractas, risotadas y descubrimientos musicales, roces tangenciales a la ley y desafíos paranoicos. A cambio recibimos dolores de cabeza y la sensación de que nunca es suficiente – tildándonos de adictos para la risa de nuestros amigos alcohólicos – nunca será suficiente como querer recordar las calurosas tardes en Valparaíso y curtirse lentamente de aire salado e infortunios, malas amistades y refugios en naranjos altos como edificios – recuerdos en el abismo y la pésima elección de su traducción en palabras –

Dejo a Diego y antes de que vuelva pienso en la inutilidad de todos los pactos con los hombres

la guerra parece ser el único lugar útil de la lealtad

los demás abandonan la poesía (a pesar de tu habilidad aparente, Nicolás)

se entregan y depositan en los ordenes cronológicos, ya no recuerdan sus refugios al miedo de que la vida avance

y nuestra manera de protegernos is that angry fix que nos vuelve un poco más abiertos a la posibilidad de que florezca la metafísica – vacas aladas, jinetes despojando de raciocinio a los hombres más nobles – mientras realmente sabemos que nada sucederá, que el humo tiene una duración aproximada, que a cierta hora Sta. Julia es peligroso, que quizá, de alguna forma no comprobada, nos estamos haciendo daño, que lo único que nos sostiene juntos es un delicado trazo de aire y es maravilloso.

2 comments:

elisa montes said...

Respirar el aire limpio del campo... al atardecer, detras de los pinos, entre las palmeras, grandes hogueras y llamaradas naranjas... silencio... otoño... tardes frescas y abril, cogollos mil... asike riko, todo pasa leeento


Cuando vienes?

Anonymous said...

i miss the golden edge, car driven trough santiago.