con la suciedad de las plumas de las palomas
y la caca de los pececitos
hacia el río Mapocho
hasta el río Maipo
y por el río Maipo
hacia el mar Pacífico
(R. Lira)
repetir los crímenes literarios
otro poeta va a morir por el exceso de café y el oficio
de concursante regional
vendría siendo páginas web
y la reestructuración del orden ecológico, los pobres pececitos de Lira
en las piletas de Santiago, viaje fecal del que se alimenta
un texto,
un salario, la esperanza de por fin nombrar un hijo
o si acaso es dolor, el iceberg del dolor, los consejos de Chejov
por los libros que no ibas a escribir jamás
en el cero absoluto de la soledad
y si me inscribo me toca levantar una muerte
como una remera
que me avergüenza
muerto
otro son los poemas de Carrasco a
muerta
que he constatado a medida que los segundos
críticos
antes de la forma incotenida
ahora la supresión de los adjetivos
aquella antología de poesía surrealista, sabías
que Jerry Bauer haría lo mismo
te perdería dentro de la taza de café
con un clic, Roberto
con un clic, como cerrar una página o abrirla
cada momento
“mejor,
y menos importante”
externo a mi para llorar
pero sobre todo si una canadiense parece
mojada como por una lluvia de notas
y tú estás a punto de decirme algo que atraviese tu retrato, tu pera recogida
como esperando el acribillamiento,
parto y receso
de salvajes con arcos y flechas.
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