no he sabido decir nada:
¿se le puede llamar aprendizaje apreciar las flautas traversas y las voces corales?
y
¿las imágenes de jóvenes viviendo la miseria con estilo?
sus tatuajes, poleras desgajadas, la inmanencia de sus polaroids
no te interesaban los ruidos,
el paneo en 360° la soledad en Santiago
(he evitado usar tu nombre para que calculen el hábito)
al final, ¿quién lamió las lagrimas?
las preguntas en un poema no son desesperación solo subrayan
otra alfombra
debajo de tu océano
como otra oportunidad de callarse
o invocar la lista que cada día al teléfono me interrogas
no he sabido despegarme del viento
tonto que burro del amorsh
en África o Santiago
a la mañana tras realizarse el amor
a la soledad y las respuestas
otra vez mi mano al único lugar que le corresponde
dua
dua
i can’t play that…
“fuck knows where I put my passport”
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