(en una ventana)
Es alienante habitarse, mejor
ser indiferente al hombre
y sensible a la naturaleza
K en mi auto
conduzco ¡El Viento!, nadie sabe cómo llevo este auto
por fin
curvas, curvas
necesito esa mujer ahora y nada
10 minutos más tendré que llamarla Juan agarrotado a mi lado
¿Esto no durará para siempre, no?
irónico nuestra demencia distendida de semanas
llevamos manejando más del tiempo de nuestra imaginación
un segundo ahí, tener que invocar los malos pensamiento
mientras la boca se contrae y la ciudad empieza a vibrar
¡Cállate!
descubrir mi pulso
poesía para descubrir mi pulso
(y después mentir en las ventanas
llamarle de otro nombre a la existencia
y calar la música en todos los ángulos)
esta ciudad es idiota nos deja transitar por todas sus arterias
mientras nos mantengamos en el auto
me digo – hay que estar demente, hay que estarlo –
de otra forma no avanzaremos un centímetro
masas informes desde el vehículo, la concomitancia de unos textos
texturas, polifonía y afrodisíacos
entretejiendo la araña Pollock, las definiciones de nuestra amistad
¡Lira!
¡Ash Ra Tempel!
recorreremos este mundo con nuestros informes sobre la decadencia
era mejor que siguieras al sol, su cumbre
era mejor que ahora recogerse en los cuerpos y tazar
la medida de la saliva y el semen
el alcance de los segundos petrificados por el alcohol
¿Sabes?, ya todos están ¡Muertos!
ya la prosa atropellada, nosotros calzando este auto
y la poesía ante de sus letras las figuras y dejarnos ¿Dónde?
no importa mientras nuestro hedonismo
¿no importa? mientras nuestro hedonismo
la verdad no atisbo lo que sea necesario
nos acercamos al zoológico queríamos llegar al cerro
nos alejamos del zoológico queríamos llegar al cerro y todo el tiempo
estuvimos tras otro y otro asfalto
nuestro cuerpo nos fue abandonando atrás mientras las figuras rendían el tributo
de entregarse movedizas y carismáticas
como para sacarnos de la carne, volatilizarnos
y cada segundo
sí
nos oxidábamos.
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