II
Textos que se van quedando en cuadernos. Textos que hablan de gustos y se codean al borde de la extinción, informes, como niños japoneses luego de los desastres nucleares. Gritos empañados, la búsqueda de la ecuación que rompa mi remera flamante del signo “2 minutos” y me deje desnudo con el tiempo.
No habían tantas mujeres.
Solo un espacio donde yo ni siquiera era hombre, donde la raza era vulgar, donde adelantar el tiempo y estar sentado escuchando un disco que probablemente no será de mi agrado.
Someterse a los gustos encontrados: boleros, dibujos, fotografías, chucherias de Javiera. Ir desgajando de esos textos crípticos la posibilidad de un devenir e inscribirse, en el tiempo o lo que sea, levantar muros o morales.
Trazar la línea limítrofe; hoy por hoy: el rostro de una niña embestida por un glande más grande que el mío.
Para que haya un culpable.
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