Debo llenar el espacio mientras tú te estás reproduciendo por ahí:
Del tiempo. Hoy día los días paréntesis. Ayer me gritaste algo sobre calas; pensé que por fin me habías escuchado. Leyendo a Germán Carrasco tu dirías: voy a leer toda la vida a Germán Carrasco, nunca me termino los libros. Y el será tu poeta favorito por “Calas”, exactamente tus ojos, la forma de tu angustia. Tu angustia son tus ojos. Ayer estoy haciendo literatura, sobre ella las formas básicas: todo hombre que mira los ojos de una mujer. Todo yo en el momento que pueda verte, ahora. Basta cerrar los ojos (sumergirme en el ambiente de “neokarma”) y comenzar los simulacros. Como todos los asesinatos y ese poema:
Zona rodeada de chacras
Niña de 10 a 13 años
Violada y estrangulada, en
descomposición
Zapatillas multicolor, corazón rojo
Villamaría del Triunfo
20 mujeres desaparecidas en lo que lleva del año.
Una solapa que le da forma al jazz. Las caras de Cortázar. Olvido la necesidad de una voz. No estoy enmudeciendo, no puedo decir eso. Estoy llenando el espacio como acid waves inhundando un edificio lleno de vagabundos avant garde lanzando interminables feedbacks. El nombre de Dios no se va a pronunciar. El ruido no trajo ninguna respuesta. Aprovechar de calzar en dogmas, morales o muros, cada vez que se cala una frase y un punto te da la oportunidad de borrarte, olvidarte por un segundo la ilusión de campiña florecimientos empañamiento y calor de tu cuerpo, por un momento lo hermético de escribir y estarse dispuesto y esparcido sobre las emociones, y el espacio en blanco que invoca la masturbación.
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