Tuesday, October 13, 2009
Friday, September 25, 2009
Vuelvo al presente con un suspiro cansado. Habrá cada vez menos animales exóticos y bellos. El gato mexicano sin pelo ya está extinguido. Los pequeños gatos salvajes de poco más de un kilo de peso tan fáciles de domesticar son almas en pena, errantes, cada vez más escasos y lejanos, a la espera de la mano humana que nunca llegará, frágiles y tristes como un barco de hojas muertas botado por un niño en el estanque de un parque. O los murciélagos fosforescentes que salen una vez cada siete años para llenar el aire de imposibles derroches de perfume... llamadas melodiosas, distantes de los colugos filipinos voladores... las selvas tropicales de Borneo y Sudamérica están desapareciendo... ¿para dejar sitio a qué?
Wednesday, September 23, 2009
cóndor
a JP
Hace tiempo, indeterminado por la distancia entre los sueños y la realidad decadente, fuimos animales habitando el espíritu de indígenas precolombinos. Fuimos signo y victoria del trabajo, y ahí la moral hacía su extraño sentido sobre los hombres y nosotros despertábamos su furia porque era nuestra disposición, hacer metáfora entre nuestros vuelos y sus pies recortando el vasto valle que crecía hasta las rodillas. Me gusta recordar cómo desde arriba, haciendo círculos y buscando el porvenir, me entregaba a la esperanza futura de un poeta menor que clasificaría mis intentos de rapiña como la posibilidad de una autentica Latinoamérica, que no es otra cosa que hablar del único lugar que le queda al mundo lejos de las atrocidades del arte moderno, los sonidos modulados y la proliferación de imágenes seductoras y productos innecesarios. Soy yo en un vuelo regular, no tengo recuerdos de mi nacimiento, altísimo Andes lo reconozco porque ahí abandonaré a mis hijos y les regalaré la verdadera libertad del orfanato. Recuerdo las invocaciones con fuego y los sacrificios humanos, y un humano transmutando en reptil que yo habría de coger en mis garras como los rituales de Alejandro el Macedonio para repetir en la historia del hombre las obstinaciones del poder, la liberación y el gobierno extendido como la única realidad palpable. Mañana será hoy y ayer estaremos recortando el viento a una velocidad inclasificable, viéndolo todo de la manera exacta, suceder y florecer como magnolias, ácaros y aromos; el cielo el lugar determinante; la fauna y su augurio de muerte, la respiración; la flora y su eternidad ligera y trágica, lo infame de llamarse tierra y padecer los estragos de la conceptualización de lo perpetuo, que es buscar la destrucción y luego su arrepentimiento tardío que subraya la poesía muda de la materia y la vida como valor decadente y preciado por aquellos que no reconocen el suelo que pisan. Pero el vuelo es demasiado incluso para la vida, tenemos que huir, tenemos que generar las brisas que habrán de sacudir la sangre del hombre en las batallas del suelo invadido, tendremos que inspirar la prisión y violencia de un hombre que busca a su animal interno y que lo anime a recorrer este universo de continente, original y subyugado, como la posibilidad de realizar los deseos sin esfuerzos, metafísicamente, metalingüísticamente, patafisicamente, ignorando las prisiones del amor y la mente, de las precarias relaciones humanas (la guerra parece ser el único lugar útil de la lealtad) y nuestra vertical relación con las otras razas y lo escaso, lo mudo y lo muerto.
Tuesday, September 22, 2009
22 septiembre, madrugada y sueños
I
Una noche desesperada. Reminiscencias de 2do medio: Bárbara Havliczek atravesando la habitación de lado a lado (su cuerpo pequeño, mi cuerpo pequeño…ahora recuerdo abrazarla con su buzo y levantarla entre mis brazos, su risa ahogada y constreñida), mirándonos siempre, la compañía anunciada en las antiguas novelas rosa, distante e inexorable. Brutales gritos infantiles y confusión. Una oscuridad galopante. Quebrar unos vidrios y descubrir el ritual: niños menores de 7 años, calvos, dándole sexo oral a un sujeto que no alcanzo a reconocer, y de ahí el laberinto directo al mal.
Perseguido por demonios que parecen habitar exclusivamente mi cuerpo, la fiesta sigue, el show continua.
Cuesta abajo rodando con dos pequeños calvos, desnudos y dientudos, que debo eliminar.
Todo acaba abruptamente.
Y volviendo a casa de Bárbara en la mañana, realización inmediata de estar soñando. Me persigue un tipo vestido de cura, con una sotana larga y ojos volcados sobre sí mismo. Trato de despertar desesperadamente haciendo muecas con la boca y parpadeando efusivamente, pero el tipo aparece en todos lados. Y a punto de saltar por la ventana y lanzarme a la muerte (una casa probablemente porteña, escaleras de 177 peldaños, suelo de madera, trapos y jirones de ropa colgando de pitas desde una ventana a otra) repentina realización de que lo único que toma es creer en Dios, realizarse en él. El tipo me coge de la espalda, clava sus manos en mi pecho para arrancarme el corazón y por primera vez (en mi historia del lado diurno) la cercanía de Dios, pensar en él con tanta vehemencia para luego despertar y lograr salvarme del cura heraldo del mal.
La cita no es así, pero en fin: “no le tememos a una esfinge que soñamos, soñamos una esfinge para explicar el temor que tenemos”
II
Desde lejos observar el océano, desde una arboleda fundida con la costa que es el paisaje que más agradezco, en compañía de alguien que bien podría ser Cristóbal o Martín Gaete, mirando el océano dibujado verde extendido hacia el final del mundo. Algún sentimiento terminal, la compañía y la soledad y los colores pirotécnicos. El océano se levanta atrozmente sobre la costa, olas de 100 metros que arrastran a la población con finalidad eugenésica. Tan fácil como tomarnos de la mano con Cristóbal o Martín y hacer presión con los pies sobre un gran árbol inamovible que nos salvará la vida. Todo ha cambiado en la Tierra. Mientras observamos el océano recogerse sobre sí mismo y la gente exhalar desesperada frente al día del Juicio, los días se suceden en minutos, eclipses lunares, solares y la aparición de los astros como si se tratase de un hombre detrás de una cortina con un gran equipo de iluminación. Obvio, saqueos y vuelta a la vida salvaje sin pensar en reconstruir la sociedad, y eso me preocupa. Desde arriba del cerro entender que ha comenzado una nueva Era. Encontrarme con casi todo lo que amo, gente que no sabría nombrar y estarse bien, pero un vacío incomprensible. Hasta que desde la costa, borracho como mi sueño iba a suponer, sosteniendo una lata de cerveza emerge Nicolás, yo tan agradecido y tan perplejo lo abrazo y pienso que ahora realmente nos han dado otra oportunidad.
Pero él no se conmueve.
Wednesday, September 16, 2009
exodo
cerca de mi casa un río recuerda miserablemente el Santiago precolombino
ese es un buen lugar afirmamos, cuando fumábamos marihuana cerca
nos agradaba esa neblina y los cables que decapitaban el paisaje
no gustaba el río, su cauce y la posibilidad de arrojarnos
unos a los otros
para que no nos perdamos el cielo
Me pareció tan natural verlos ahí, de fondo
las respuestas las traería el viento…
La elocuencia de ciertas voces, desde lejos enumerar
las bellezas extraordinarias (como ídolos y aves exóticas) de la Patagonia
(allá al verdadero rechazo del otro, encuentro de uno, otro tipo de poesía pero tendría que descansar muchos años antes de volver a tipear, saciado en el desierto transparente)
Me pareció pertenecer a una raza humilde, hedónica y sencilla, pero a ellos les traerían el amor, el trabajo y la verdad detrás de los intentos por abrazarse; para ellos las promesas del Este…y era natural que yo los observase desde lejos, para luego gritar la euforia de las mujeres y mi corazón triturado como textos descompuestos, como el verdadero sonido de la muerte insinuada en el encuentro de nuestros ojos, los tuyos, foráneos y los míos volcados sobre si mismos
Y te cubres, tienes miedo, te escondes y rechazas y no quieres que nadie toque tu mierda, mientras la esperanza se camufla en las emulaciones de Dylan, Cat Power, el verdadero descontento es que te jodan con tanta posibilidad de redención porque no habrá cóndor que desentierre mis pies del cemento
Me pareció por fin que me volcaría sobre la alfombra rectangular y arañaría los pies de mi mujer suavemente, los lavaría y ella me llevaría a la cama en sus brazos, como lázaro, como Rimbaud invocando a jesús, me pareció que todos eran mis amigos de otrora, en ese cerro desdoblado sobre mi pasado me pareció haber encontrado una cavidad, una gruta o un camino, un agujero profundo y directo hacia el tiempo y envejecía en paz, y me oxidaba y descansaba sobre mis ilusiones de poeta menor que es todo lo poeta que llegaría a ser
Me pareció también que llegarías pronto, y un ave rapaz haría círculos sobre nuestras elegías para levantarnos al único cielo que le corresponde a nuestra clase de humanidad
Cuando haya acabado espero alguien me perdone.
es prudente inmacularse de la forma de la historia
de a poco
olvidarse de los padres
como si no estuviese pasando
avanzar
(o la dirección que decidas)
de un lugar a otro, de un tiempo a otro
sin la plastificación inmediata del hogar
sin conciencia de tu utilidad en otros
Tuesday, September 08, 2009
( )
Las palabras de Marcos: último ejército por la libertad. Las voces de mi generación dormida en la realización de sus vidas, tan de ellos, apropiándose el derecho de ser quienes deseen en un mundo dispuesto para aprehender, coger, asir y calzar en el tiempo y los cuerpos, y en ello el deber de su arte y de sus propósitos. Las voces de quienes admiro redundan en lo miserable que he sido en posponer esa decisión. Marcos, su voz parsimoniosa, casi infantil, relatando el no hay tal lugar, que es mi hogar y el hogar de la noche latinoamericana. Quisiera comentar ese momento donde me di cuenta que estaba solo y nadie miraba mientras yo revisaba si la sangre llegaba a mis manos, mientras aceleraba y volvía a esta casa con la intención de escribir, subrayar que existo ¿Para quién? Para comprender, en la soledad y su comunión con lo místico, la presencia de lo otro. ¿Qué es ello si no la muerte y el horror? – no hay poesía después de ciertos eventos – que son una bolsa al aire, la prefiguración de la muerte de mi gata, un beso anunciando el deceso y la divergencia que ocurre entre cada persona. El mundo allá fuera se extiende como una propuesta sutil de energía y vida; desde lejos, la cordillera y los colores pirotécnicos de los que se baña en las tardes santiaguinas. Pero tengo demasiado claro mis mecanismos de esperanza, esos colores, las arterias que se desperdigan desde Santiago hacia el mundo, hacia el tercer mundo que es el único mundo importante, tan claro como para poder sostenerlo y sostenerse en ello, pero ya imposible. Una borrachera decadente de existencia pastosa y lúgubre, oscura, órganos que aparecen nauseabundos desde el orificio de la boca, y sus historias como quizá el último delgado filo de la existencia de vuelta a ella misma lejos de las palabras que acribillan y mutilan la intención final de acercarse. El barco está realmente ebrio en un mundo de castidad y sobriedad, y han depositado a los dementes sobre él a vagar entre los mundos que proliferan de industria y cultura, de mierda y encantos. Gustos ¿Qué son ellos si no la reiteración de la angustia? Y cuando ella desaparezca…de vuelta a las ficciones nimias, los poemas conmemorativos, la reincidencia musical, las banderas, la perspectiva fragante, la lucidez boicoteada. Marcos, el suicidio como Juan Salvador, después de ello el frio o el calor, la experiencia y la esperanza. Repetir las mismas condiciones de la muerte, títulos y el nombre Kerouac como muescas en una ballesta, y posponer la decisión. Habrá sangre y habrá hambre y habrá un final, y todo volverá a ser como antes. La novela tendrá un final, en un bus de vuelta a Santiago escuchando la fornicación de dos desconocidos. Pero yo estaré ya muy lejos, incluso de mi mismo. Y toda mi poesía será una gran tangente al círculo egótico de profundidades insospechadas, cuyo fondo de vida latinoamericana es el roce final con la existencia que no es: un tipejo medio oscuro, medio europeo, medio afroamericano, medio psicodélico y medio triste, que sabe hacer reír y sabe relatar y sobre todo sabe mentir, y en ello asomará alguna posibilidad de verdad que alguien verá, para elocuencia de su dolor y perpetuación de la lucha.
Thursday, September 03, 2009
Monday, August 31, 2009
Exit
Santiago. Un aura al interior de los metales. Un edificio cayéndose, quebrado por el sueño. Yo y Nicolás –¡Corre!- Un ave rapaz sobre nosotros haciendo círculos. Escribí una vez (con mi nombre) cómo nos habíamos quedado encerrados en las habitaciones, y como todo se contaminaba y al final llegaba a nuestros cuerpos que ya llevábamos prestado. Tener que escribirlo es terrible, a ello. Ridícula es la ciudad, los discos innombrables, lo profetas que han caído al cielo, los riff de guitarras y las máquinas de escribir, los tipeadores. Nunca había sentido la imposibilidad completa de soltar un “espíritu” sin sus comillas sobre la vida que se extiende en todos los recorridos. Quiero sentir ese corazón palpitar, Jack. Quiero sentarme en un muelle de mi antigua ciudad y ver ahí lo que no hay. Estoy cansado de subrayar con la vista. Y las soluciones inmediatas de la prosa, ella misma, escribirle a alguien, hablar de alguien e incluso ahí, el sable, no recuperan su sentido. Estoy empezando a mostrar mi malfuncionalidad, a acabarme, descomponerme y pronto al reciclaje de las energías básicas. El agujero…probablemente el círculo de esa ave rapaz y por ahí las respuestas sobre cómo plantar a tus personajes down the k-hole, pero nada para salvarnos la vida. Me estoy muriendo, definitivamente, lo he sentido ahora y durante la noche, y todas las noches. Pienso incluso en ella y la borrachera del pensamiento y no soy siquiera capaz de atribuir a mis reflexiones valores patafisicos. Lo hacía por que había que calarnos en la historia – que eran errores y comportamientos maravillosos de tu cuerpo traslucido – y eso tenía sentido. Ahora lo sostiene una piedra preciosa, sobre el bestiario y las capitulaciones de Morelli, de nuevo. De nuevo la inercia de los topos en la Plaza Ñuñoa. Llorar en las micros, marearse al tratar de leer un poema de Carrasco. Calas. Sabor cítrico de tus besos. La aventura de los cielos rosados, ahora pagando el karma del niño poeta. Enumeraciones que nunca acabarán. Propuestas infinitas y roces imaginarios, y besos. Alguna vez, sentir la estela de tu cuerpo desplazarse por su trayectoria, desdibujarse al coger la guitarra, abrir un libro, dejar entrever todo.
No hay otra solución; lo hay todo.
Friday, August 28, 2009
gematría
NWW a las 8am
vistas – feedbacks – campanas llamando al hambre
todo por la mañana
Quedarme en el (zaguan) y ver la mañana abrirse, abriendo la puerta y volviendo a mi cama. Detrás de ese gran ventanal volver a escribir.
Ahora puedo ponerme a llorar; dejar de escribir es como no tener nada, desposeido y crucificado.
Quedarme en el zaguan y ver entre un manojo de aves rapaces la luz como el nombre de las cosas cuando uno se desdobla, pero imaginando
que todo se llama por su nombre
La mañana sucederá.
Friday, July 24, 2009
Wenders 62
El siguiente texto pretende ser una reflexión crítica acerca de ciertas tendencias cinematográficas y sus repercusiones en la concepción de “imagen”, cuya iniciativa tiene como epicentro el reciente visionado de tres cortometrajes realizados por Win Wenders: Same Player Shoots Again (1967), Silver City Revisited (1968) y 3 Amerikanische LP´s (1969).
Las tendencias de la globalización junto a las sociedades de masas han creado una diversidad de contenidos culturales que diversifican el curso histórico del propio “artista”, introduciendo contenidos de diversas culturas que, por estar ajenos, lejanos, casi fantasmagóricos, suponen un mayor foco de interés ante el devenir de la “obra”. El “artista” no se conforma con indagar dentro de su propia cultura por miedo a: ser considerado categóricamente nacionalista (apelando al sentido que la palabra evoca sentimentalmente) o, si su obra tiene un sustento teórico, por miedo a no encontrar las herramientas necesarias, en su propia cultura, delimitada geográficamente, para alcanzar aquello que se ha propuesto teóricamente. Ejemplo que se acerca a la tesis de este trabajo es el de James Joyce. En su libro “Dubliners”, Joyce, radicado en Inglaterra, estudia las tendencias criollas de su Irlanda desde la perspectiva peninsular. Esto queda ilustrado magistralmente en el personaje de “The Dead” Gabriel Conroy, literato peninsular que tiene que desenvolverse en una fiesta típica Irlandesa organizada por sus tías, donde sus tendencias continentales, inglesas, europeizadas, le causan un contraste emocional que incluso será catalogado por otro personaje de “Anglofilia”.
Si esta tendencia se insinuaba ya antes de la primera y segunda guerra mundial (“Dubliners” 1904), no es difícil imaginar su consecuencia durante la post guerra producto de la desilusión patria y la cualidad apocalíptica que estos conflictos bélicos dejaron implícitos en la mentalidad sobre todo europea, antecedente inmediato de las contraculturas y el existencialismo, que a su vez representan el antecedente inmediato del cineasta Win Wenders.
Pero el caso de Wenders presenta una extranacionalización de carácter casi obligatoria. Si bien el cineasta se apoya directamente de la cultura norteamericana, no lo hace por un desdén a su propia cultura Alemana, ni por una falta de recursos que la cultura alemana le pueda prestar, sino por una contaminación efectiva de la cultura Norteamericana dentro del panorama Alemán de Post-guerra. Recordemos que después de la segunda guerra mundial, Alemania pasó a ser (sin miedo a las exageraciones) una provincia Norteamericana, influenciada directamente por sus políticas económicas (gracias al extremadamente efectivo, en tanto control, plan Marshall) y por consecuente, exportando el Way of Life Norteamericano a la masa Alemana, desmoralizada y completamente alienada de la idea de Nacionalismo que tanto le alimentó luego de la primera guerra.
Bajo una arista dramática, la ausencia de identidad Alemana podría haber reportado a Wenders una inclinación hacia las tendencias Norteamericanas de industria, sin embargo, y lo que lo hace un cineasta destacable y vanguardista, es su capacidad de transformar esta ausencia en un código no solo valido, más bien necesario en la historia del cine , anclándose directamente de la influencia del cine más industrial (westerns, noir policial, etc) pero revirtiéndolo, haciendo la critica de su sociedad contaminada desde el uso de los mismo principios visuales del cine de industria norteamericano (desde otra perspectiva que será analizada más adelante) pero torciendo las estructuras bases.
La ausencia Alemana en la obra de Wenders devienen en una estructura dramática y una configuración de personajes que se puede resumir en este capitulo de “Rayuela” de Julio Cortázar:
62:
En un tiempo Morelli había pensado un libro que se quedó en notas suelta. La que mejor lo resumía es ésta: "Psicología, palabra con aire de vieja. Un sueco trabaja en una teoría química del pensamiento. Química, electromagnetismo, flujos secretos de la materia viva, todo vuelve a evocar extrañamente la noción del mana; así, al margen de las conductas sociales, podría sospecharse una interacción de otra naturaleza, un billar que algunos individuos suscitan o padecen, un drama sin Edipos, sin Rastignacs, sin Fedras, drama impersonal en la medida en que la conciencia y las pasiones de los personajes no se ven comprometidas más que a posteriori. Como si los niveles subliminales fueran los que atan y desatan el ovillo del grupo comprometido en el drama. O para darle el gusto al sueco: como si ciertos individuos incidieran sin proponérselo en la química profunda de los demás y viceversa, de modo que se operaran las más curiosas e inquietantes reacciones en cadena, fisiones y transmutaciones.
"Así las cosas, basta una amable extrapolación para postular un grupo humano que cree reaccionar psicológicamente en el sentido clásico de esa vieja, vieja palabra, pero que no representa más que una instancia de ese flujo de la materia inanimada, de las infinitas interacciones de lo que antaño llamábamos deseos, simpatías, voluntades, convicciones, y que aparecen aquí como algo irreducible a toda razón y a toda descripción: fuerzas habitantes, extranjeras, que avanzan en procura de su derecho de ciudad; una búsqueda superior a nosotros mismos como individuos y que nos usa para sus fines, una oscura necesidad de evadir el estado de homo sapiens hacía...¿qué homo? Porque sapiens es otra vieja, vieja palabra, de esas que hay que lavar a fondo antes de pretender usarla con algún sentido.
"Si escribiera ese libro, las conductas standard (incluso las más insólitas, su categoría de lujo) serían inexplicables con el instrumental psicológico al uso. Los actores parecerían insanos o totalmente idiotas. No que se mostrarán totalmente incapaces de los challenge and response corrientes: amor, celos, piedad y así sucesivamente, sino que en ellos algo que el homo sapiens guarda en lo subliminal se abriría penosamente un camino como si un tercer ojo parpadeara penosamente debajo del hueso frontal. Todo sería como una inquietud, un desasosiego, un desarraigo continuo, un territorio donde la causalidad psicológica cedería desconcertada, y esos fantoches se destrozarían o se amarían o se reconocerían sin sospechar demasiado que la vida trata de cambiar la clave en y a través y por ellos, que una tentativa apenas concebible nace en el hombre como en otro tiempo fueron naciendo la clave-razón, la clave-sentimiento, la clave-pragmatismo. Que a cada sucesiva derrota hay un acercamiento a la mutación final, y que el hombre no es sino que busca ser, proyecta ser, manoteando entre palabras y conducta y alegría salpicada de sangre y otras retóricas como esta."
Personajes en Wenders: ausencia de psicología, ausencia de un lugar estable (en 62 modelo para armar, Cortázar juega con este factor de una forma que podría ser hasta lúdica, intercambiando la acción de lugar sin aviso previo ni causalidad, incluso previniendo en un prologo estos desvaríos), ausencia de un hogar, ausencia de contacto físico, de deseo, ausencia de la mujer (y en esto se diferencia categóricamente de Cortázar), ausencia de relaciones estables; la soledad se establece como el sentimiento dominante en estos personajes.
Esta hipertextualidad no es azarosa cuando comprobamos que la fecha de publicación de Rayuela es el año 1963 (4 años antes de que Wenders realizara su primer cortometraje) y que el propio Cortázar también cumple el rol del escritor expatriado en Paris como lo sería Joyce en Inglaterra o Wenders, quien a su vez es un apartida buscando la patria dentro de su propia geografía pero a través de códigos culturales no Alemanes. Rayuela a su vez apunta a una reconstrucción y reformulación del las estructuras novelescas a través de un minucioso estudio previo (plasmado en su “Obra Crítica” y que tiene su ultima cristalización el “62 modelo para armar”) que podría compararse con los ensayos críticos que preceden a la realización de los primeros cortometrajes de Wenders, publicados en la revista filmkitik. Ambas formulaciones devienen en piezas de estructuras similares: contenidos trizados, imágenes quebradas, la intención de abarcar una totalidad desde la flagelación espacio-temporal de la obra, acciones y pretensiones libradas de intenciones; en resumen, toda una radiografía de lo que puede representar un intelectual Alemán de post-guerra o un intelectual argentino radicado en Francia.
3 Amerikanische LP´s presenta una forma amalgamada de diseño cinematográfico que esclarece las influencias Norteamericanas en el cine de Wenders. Podemos apreciar un plano secuencia montado sobre un auto que recorre la campiña Alemana mientras que de música incidental suena Creedence Clearwater Revival, transformando el paraje en una escena que bien podría transcurrir en el este de EE.UU. Para rematar esta escena (de una duración aproximada a los 4 minutos de film, excesiva si consideramos los diseños clásicos), al final del plano secuencia la cámara atraviesa un cartel gigante de Coca Cola y acaba deteniéndose, en plano general, sobre un autocine completamente vacío, que evoca las imágenes más sentimentales de John Ford.
En Same Player Shoots Again se da el ejemplo de crítica más evidente hacia el sistema Norteamericano de industria que plagara la propia forma Alemana de cine. En la pieza se observa un travelling vertical que sigue en plano general (pero con el rostro cortado) a un tipo que viste chaquetón largo y carga una escopeta a lo largo de una vereda, perceptiblemente (más no evidentemente) herido, durante por lo menos tres minutos de film. Si uno analiza la manera de enfrentar la puesta en escena por parte de los norteamericanos (en este caso en el genero noir en particular) puede concluir que hay dos momentos de una escena como la que plantea Wenders que son esenciales para el relato (y aquellas que cumplen con la categoría de “golpes de efecto”): uno de ellos, el disparo que antecede a la herida y el siguiente el “desplomarse” del protagonista. Wenders opta por, en posición crítica, mostrarnos solo el fragmento de film que está vedado por las concepciones dramáticas del cine clásico. Esto no solo representa un alzamiento en torno a la cultura Norteamericana como contaminante de la propia cultura, sino que también alude a una sobreexplotación de la imagen-relato. Lo que quiere decir Wenders cuando nos muestra una imagen aparentemente innecesaria es que no necesitamos de los “golpes de efectos” para armarnos la imagen de lo sucedido en la cabeza, sino que estos “golpes de efectos” han sido explotados de forma excesiva por la imagen-relato que asaltan al imaginario sin el soporte audiovisual, y anclándose a un fragmento “dispensable” según las concepciones norteamericanas, Wenders no hace otra cosa de suplantar la antigua imagen-relato por la apreciación de la imagen por la imagen, paralelismo inmediato con Andy Wharhol y las tendencias Post-Modernistas de arte.
Silver City Revisited olvida la crítica a la forma alemana plagada de “americanismos” y se concentra principalmente en la reflexión imagen-relato vs. imagen-imagen, que es donde radica el verdadero interés de Wenders. Plano general anclado que muestra una estación de trenes y las vías férreas atravesar verticalmente el cuadro extendiéndose hacia su fondo. En el comienzo de la escena (de una duración similar a las antes descritas) vemos a un tipo atravesar apresurado las vías férreas de derecha a izquierda de cuadro, seguido del paso del tren en forma vertical, hacia el fondo. En la imagen-relato, este comienzo sería el golpe de efecto necesario para causar dilatación en la atención del espectador y así “narrar” de forma regular. Wenders opta por poner este golpe de efecto al comienzo (que la imagen férrea sugería inmediatamente, antes de cualquier acción) y así quitar la expectación por la acción a acontecer, dando paso a la contemplación de la imagen por la imagen, no esperando su relación narrativa, obviando todo tipo de acción y extendiendo el plano a la soledad de la estación de trenes, develando lo que él llamaría “la imagen detrás de la imagen”.
En Lisboa Story de Wenders, su personaje-director, Friedrich, comenta: “Las imágenes ya no son lo que eran, ya no podemos fiarnos de ellas. Todos lo sabemos… Antes las imágenes contaban historias, mostraban cosas. Hoy solo venden. Las historias y las cosas han cambiado ante nuestros ojos. Han dejado de enseñarnos cosas. Lo han olvidado”. Luego, comentando sobre la cinemateca de la “imagen no vista”: “Una imagen que no es vista no puede vender nada, es pura, y por consiguiente, bella y verdadera, en una palabra, inocente. Mientras ningún ojo pueda contaminarla estará en armonía con el mundo; si no es vista, la imagen y el objeto que representan se pertenecen”.
El trabajo de Wenders se hace esencial en una cultura occidental atravesada por la estética y el culto a la imagen, para luego hacer el link de esas imágenes a relatos de forma que nuestro inconciente es capaz de generar asociaciones inmediatas que no permiten el descubrimiento de la contemplación como medio efectivo de entendimiento, sino sucumben a un acostumbramiento cada vez más entrenado por los productos cinematográficos que genera la industria; cuando el cine ya no trata de educación, cultura, ni de concepción artística en tanto devenir social, sino producto, caja de cereales que ya no se distingue entre los otros mil productos que llenan las alacenas de los supermercados: Cine reciclable.
Alberto Parra, 2006.