¿Qué será de C? No lo veo hace días. Me he enamorado de una pequeña que hace cheers en Andrés Bello por el dinero que los automóviles deseen darle, aunque su cuerpo marque toda la plusvalía. Recuerdo a C cambiándose de pista en la misma calle de un carril a otro y así hasta llegar al último, llamándolos a todos “pequeñas ratas” o “cucarachas”, no lo sé exactamente. Para el caso da igual; son los animales salvajes que proporcionan el alimento a la amazona cheers a caza encima de su caballo y el arco sobre su seno amputado. Todavía no tengo el coraje de hablarle a la chica pero lo haré de todas formas; en cualquier segundo ya lo he hecho y da lo mismo. Es una chica asombrosa, exceptuando ese gusto por las zapatillas aerodinámicas y la falta de una caminata deslizable. M siempre caminaba con los hombros adentro, como una pequeña señora a priori; nunca fue algo que me gustó. Esta chica no, camina como flaite, quizá emulando a sus compañeros que la levantan y sostienen del trasero mientras los oficinistas y alternativos viajan al centro de la concordia: Providencia. De todas formas me he fijado en ella como llegué a amar a M, que nunca cumplió con los requisitos superficiales con los que uno se enfrenta a alguien pero me atrapó, a fuerza de algo más básico que el amor: el doble, el espejo, yo necesitaba calma-de-mi-mente y ella era todo lo liviana que podría necesitar. Lo mismo la amazona “presintiendo la vela con furor”; su pelo elevándose a la altura de los semáforos y desde ahí el autentico momento de libertad castrado por su mano morena paseándose por retrovisores y ventanas, intentando por fin el contacto visual y las gambas para no sé qué chucha. Lo bueno de C es que se reiría de todo esto y al final el asunto será sexo, sin cabida a las otras palabras: el discurso sobre la mesa, “ve al grano”, You wassap shorty wanna get together. Y explotaremos en risa restándole gravedad a nuestros cuerpos. Todos los adjetivos y las situaciones sociales, la prefiguraciones. Sería algo entre nosotros, me diría, cuando pensemos en los dos follándola él por atrás y yo atorándola con mi pene, con su sonrisa particular de cuerpo agotado pastillas y restricciones. Pero cuando le hable a la chica yo estaré enamorado, esa es la fabula; el corazón aumentará su pulso y toda la vergüenza se me irá al estomago mientras las imágenes relámpago buscarán mi retroceso (mujeres incendiándose hasta el hueso, el limite de las enfermedades, correr de todos lo que conozco, abandonarles) pero no serán suficiente. Sucederá pronto, no importan las advertencias; terminaré con la amazona en una cama.
Monday, June 16, 2008
del otro lado.doc
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