ya basta, estoy corriendo al sur de Saigon.
mi correría (mirando las estrellas el miedo) es fruto de la guerra
y cuando había descubierto municiones al fin, o granadas para liberarme
empezó a moverse el vehiculo y me paralicé
aún llevo mi mochila, mi billetera en el bolsillo izquierdo y mi celular en el bolsillo derecho
salto, cuando el rostro oriental se deposita a centímetros del mío
“a lo salvaje”
transito de estaciones, humedad y cataratas
todos los paisajes como mis deseos lúcidos
nunca había cruzado un río que metros más allá terminara en caída libre
y me sujeté de una especie de fruto como un zapallo que me llevó al otro lado
rocas, el borde de Valparaíso
atrapado por la naturaleza y mi forma vulgar
un soldado más
que corre porque fue entrenado
me espera una ciudad y dos orientales que quieren asesinarme; al parecer me perdonan la vida porque les dejé mi mochila
pienso en mi libro de Jack Kerouac y mis poemas de Perú, y quizá también en mis lentes
pienso en ellos y el miedo gana junto con el desapego; hay que correr
ahora por un campo de trigo y pienso en el joven Rimbaud con sus pies heridos
no hay miedo a las heridas, nada peor que la muerte y no la deseo
campesinos: la mejor forma de llegar a Saigon es correr derecho, como Jodorowsky sobre techos y rejas
y voy cruzando mi sueño lúcido
terminándolo, donde podría dormir en el pastizal y darme tres años para descifrar las estrellas y saber donde ir luego
el gesto más atroz es revisar si aún porto mi billetera y marcar el numero de Clemente “ocupado”
pero soy yo, ok; no hay otra cosa
más que el miedo y estos paisajes abiertos, hermosamente lejanos e inconclusos
un pastiche de otros titulos y líneas
de muerte, debajo de todo océano…
sobre unas escaleras buscando mi misión
vuelta a casa como el joven Rimbaud pero decido despertar ahí, cuando he dejado los paisajes atrás
cuando ya el miedo se habita
y no se suda en la sorpresa.
Friday, June 27, 2008
saigon.doc
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1 comment:
the end
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