Wednesday, May 14, 2008

re: de futura.doc

Preparo el maletín; llevo a mi padre, el mismo libro: “cadencias (no es la palabra que utiliza), mujeres del todo desnudas hasta el punto de vestirlas” ¿U otro? Por eso lo llevo, para escribirle.
No, no deseo irme de putas hoy, no mientras estés borracho y no tenga la seguridad de que no me harás pasar vergüenza. Pero quiero follar, del todo follar, azotarme contra la carne y al otro día (Juan, al otro día) fumar y estar bien, una película, escribir sobre ello. Rutina a la renuncia, si hay sexo, si “de Futura”, tendré que tener muchas hojas y piernas, esas juntas ocasionales y libros repartidos por la habitación para calzar con la iconografía y culpar a esta vida de su ejemplo en las imágenes. Y no hablar de ello con nadie, sin kermeses reconocibles. Encontrarme con Fabiola en la calle, su hija a la que le desagrado y leer de su boca mi futuro epistolar. La literatura nunca está decidida; es tan evidente que ella se atenta. Y en su boca el momento que no puede estar aquí; el maletín viaja ahora y aterriza cada vez que acabo. Te quiero, Fabiola; es otro absurdo. No te lo voy a decir porque tendría que hacerte el amor y tu no querrías, y lo perderíamos todo en ello, como esa vez que rozaba esos brazos y veía la naranja en cualquier ojo, ese pelo negro, largo, que hoy envidio sobre mi espalda y la espalda del músico, yo solo queriendo rozar esas piernas, llegando de mañana perdido y ese pequeño tocadiscos…

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